ISBN: 987-43-2445-7 - Edición
octubre de 2000
Santa Fe: Establecimiento
Gráfico Acosta Hnos. S.H
por Beatriz Teresa Bustos -
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La obra de Omar Cristian Mainero es una búsqueda
incansable, para encontrarse, pleno en el amor. Es un grito desde el silencio
profundo de su ser. Un llamado a ser correspondido.
En éste, su primer y único libro, muestra paisajes sensibles
de su mundo interior y exterior. Como hablante lírico, por momentos, se torna
un nigromante, que, entre el universo de amor y el desamor, se asiente por
momentos cansado, ingenuo, fracasado; esto lo lleva a aceptar pasivamente, su
realidad; esa realidad que no podrá cambiar a pesar de sus intentos.
Palabras claves: poeta, amor, desamor.
Omar Cristian Mainero,
utiliza en su libro de poemas Negligencia
y Decepción
(prologado por Ángel Balzarino
en agosto de 2000 en la Ciudad de Rafaela Santa Fe), un vocabulario coloquial,
claro, directo. Son versos libres, sin rima ni musicalidad, pero sí conllevan
una armonía serena, límpida y sensitiva. Emplea la sinestesia mezclando
sensaciones sensoriales con sentimientos tales como tristeza, alegría,
desesperanza, vacío y abandono. Utiliza la anáfora en varios de sus textos: “Amor
verdadero”, “Poema de amor”, “A veces es
tarde”, “Porque la quisiste” …
Los poemas son una constante
declaración a una mujer (real o imaginaria), quien lo enamoró, (¿o él se
enamoró?), duda que no aclaran los textos:
«Me
gustaría verle la cara,
su
sonrisa divina,
y
su cabello enredado
que
es lo que más me fascina.
Desearía
probar sus labios,
envenenarme
con su mirada,
sentir
que vuelo
acariciando
su cuerpo».
La pérdida de ese sentimiento atraviesa los
textos transversalmente, como la flecha de Cupido. Confiesa con sus propias
palabras en “Despidiéndose”:
«Un
anillo en el suelo.
Una mirada sincera.
Un adiós entre dos almas,
entre dos
corazones».
Y en “Muero por ti” (pág.18) piensa que: «ese amor una
flor que él no debe destruir».
«Esa flor no es mía.
No debo arrebatarla
aunque ganas no me falten
…………………………..
Tiene dueño.
Lo conozco.
Aparentas ser bueno
No me gustaría hacerlo sufrir…
Todo el poemario es una lírica
casi dramática, grita en versos la pérdida absoluta, habla a las claras del
poeta y su dolor, en “Regresar ¿adónde?” (pág.34), ha vivenciado que:
«Difícil el camino del regreso
cuando uno no tiene
a
dónde volver
…………………………………
Cuando la realidad
es la
cadena que amarra
todos
los impulsos
es
imposible»
En su poesía “Viento”
subjetivamente llama “adagios”
a sus estados de ánimo. (No
debe confundirse con Adagio).
«Siento
su fuerza
ímpetu
que arrastra mis penas
y
alivia mis adagios»:
La angustia interrogativa está presente, pregunta
enfática de la que no se espera respuesta y como puede apreciarse en el poema “Últimas
gotas. Vasos vacíos”. (pág.
40), intuye, tal vez, que nadie podrá das respuestas a todas sus vicisitudes, que
calme ese “yo” lírico que impregna a ésta, su primera obra. Este poema,
sobresale a todos los demás, porque está formado por preguntas retóricas, que
demuestra la importancia que el poeta da a las preguntas. Pero, cada pregunta
tiene una respuesta personal a cada una (las que puse en negritas).
¿Sabes lo que
es la última gota del vaso?
Esperanza
culminada,
¿Sabes lo que es
esperanza culminada?
Vacío sonoro.
¿Sabes lo que es vacío sonoro?
Voces en mi cabeza.
¿Sabes lo que es voces en mi cabeza?
Tortura.
¿Sabes lo que
es tortura?
Lo que me merezco.
¿Sabes lo
que me merezco?
Una rosa marchita.
¿Sabes lo
que es una rosa marchita?
Un amor
desangrado.
¿Sabes lo que es un amor desangrado’
Tal vez yo.
¿Sabes lo que soy tal
vez yo?
Un idiota, que te ama.
Escribe en primera persona. Se
identifica en su propia realidad, pero, en algunos escritos,
pocos, cambia el yo poético y la voz del narrador; usa, quizás sin saberlo, la
auto comunicación, pasa a un “yo” en segunda persona. Es el tú que es un yo, o
sea que, el poeta se dirige a sí mismo. Esto puede verse como ejemplo la
composición “Demasiado” (pág. 36):
«No se puede con todo.
Le decían.
Le
decía la gente que no pudo.
Y siente que tampoco él puede»
La titulación de la Obra: NEGLIGENCIA Y DECEPCIÓN, es sugerente y
coincidente con los títulos que parecen resumir el pesar causado por un
desengaño.
La ilustración de tapa, fue realizado
por el mismo autor del libro. Tiene un símbolo subjetivo y emocional. Un
pergamino plasmado sobre una piel de cordero, sobre él, se cruzan una rosa y
una espada (¿amor y herida?). Una pluma unta su punta en una de las estrellas
de la Constelación del Indio (pág. 21). Y Sumado a ello, una luna en fase
cuarto creciente que parece estar ajena a cuanto acontece. Toda la imagen, es
una “cartografía de vida”, un mapa de desértico amor. Subyace bajo esos símbolos
la escritura de lo vivido.
Personalmente creo que el
libro tiene dos poemas cuasi premonitorios, el primero titulado “No lo
sé” (pág. 46), expresa:
«Y en cambio,
yo
estaría en algún sitio del más allá,
cumpliendo
mi promesa.
Y
tú estarías aquí,
sobre
la tierra húmeda,
no dentro de ella,
quizás,
ahora creyendo».
Y en el segundo “Ventana a la vida” (pág. 49), no solo
describe un viaje, sino que —deduzco— mira
desde la ventanilla, su propia vida. ¿Acaso la palabra “cristal” se referirá al
vidriado que separa la vida de la muerte?
«Cuando vas observándolo todo.
Sin que nada se te
escape
y de repente
el indeseado ruido de
un camión que cruza,
te desconcentra, te distrae:
…………………………………….
Cada cosa la planeas con
anticipación
para
asegurarte de que nada salga mal,
y de
repente una sorpresa negativa
te
desgrana de un sacudón
lo que habías hecho en el camino recorrido.
…………………………………………….
Pero cuando se rompa el cristal
y
sientas el viento en tu rostro;
será
como cuando en la vida
sientas que sos libre de verdad».
En la pág.70, el autor cierra el poemario —que
extrañamente no tiene Índice—expresando:
«Aquí
se termina el libro.
Si
todo salió como esperaba, seguro te habrá gustado mi trabajo.
Si
no es así, igual te doy las gracias por haber terminado de leerlo,
o
al menos por haberlo hojeado».
Leer este libro, me ha llevado
a palpar mis propias emociones, y lo recomiendo, porque entre las líneas de los
versos, el lector encontrará resabios del amor de su adolescencia, como revela
el poema «Aún te amo» (pág. 50):
Nuestros versos.
Mis versos.
Se ocultarán en otros poemas,
evadiendo a tus ojos
serenos.
Para que o te enteres
que no he dejado de
amarte»
Después de su “ingenua
fidelidad y con su desengaño”, Omar Cristian Mainero
cual crisálida en sus versos…Una madrugada, se liberó de su capullo.